
En '1941' (1979), incomprendidísima comedia de época dirigida por Steven Spielberg, el general norteamericano Joseph W. Stilwell (Robert Stack) decide escapar del pánico post-Pearl Harbor que se ha desatado en un pequeño pueblo del sur de California de la mejor manera que sabe: yéndose al cine. "Ah, 'Dumbo'", exclama al llegar a la entrada de la sala local. "Seguro que me sirve para desconectar por un momento".
Durante los últimos meses del 41, todo el país le daba la razón a esta versión satírica de Stilwell. 'Dumbo' tuvo su premiere en Nueva York un 23 de octubre, expandíendose al resto del país justo a tiempo para Halloween. Si la atención del pueblo norteamericano no estaba puesta en Europa por entonces, desde luego lo estuvo poco más de un mes después: las bombas japonesas del 7 de diciembre sellaron para siempre el destino de la Segunda Guerra Mundial, y todo el mundo sabe que la entrada de un país en un conflicto a esa escala suelen ser malas noticias para el entretenimiento ligero. Sólo que, a veces, sucede todo lo contrario. Hay ocasiones en las que un entrañable elefantito con la capacidad de volar y un corazón tan grande como sus orejas es justo lo que el inconsciente colectivo necesita para evadirse durante un breve, pero mágico, instante.
La palabra "instante" no está elegida al azar: 'Dumbo' dura sólo 64 minutos, lo que lo convierte en uno de los Clásicos Disney más breves del canon. Las razones hay que buscarlas en el largometraje que el estudio estrenó justo un año antes:
(1940), sin duda la superproducción animada más ambiciosa que nadie se había atrevido a acometer hasta la fecha. Las previsiones de Walt Disney para su proyecto mimado se dieron de bruces contra la cruda realidad de un conflicto mundial que, de entrada, cercenó de un sólo golpe sus posibilidades de entrar en el mercado europeo. Por si fuera poco, la visión de su creador exigía a los cines de todo Estados Unidos la instalación de un nuevo sistema de sonido, Fantasound, que sencillamente resultaba demasiado costoso. La idea original era que 'Fantasía' fuera viajando por todas las ciudades del país en formato roadshow: una película-acontecimiento cuyos diferentes segmentos se pensaron como piezas móviles que irían cambiando con el tiempo. La crítica la adoró, pero al público le costó entrar en una propuesta tan highbrow como la que Disney le tenía preparada. Al final del día, Disney no tuvo más remedio que''' ver cómo cuatro años de trabajo y un presupuesto de más de dos millones de dólares se convertían en su primer gran fracaso.
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