Son esos mantras familiares que uno se acostumbra a escuchar de pequeño en casa y que un día- muchos años después- se sorprende repitiendo de forma automática, como un eco eterno del pasado, sin saber muy bien como demonios han llegado a instalarse en el disco duro de la cabeza. Frases del estilo: "Cuando seas padre lo entenderás" o "si tu amigo te tira por la ventana , ¿tú también te tiras?. Cuando era un niño mi madre me decía mucho eso de "hijo la educación se trae de casa ", una especie de frase hecha que hasta entonces no sabía muy bien a que se refería exactamente y de la que ahora me he hecho super fan . Supongo que lo que quería transmitirme es que hay ciertos usos sociales- costumbres o buenas maneras- que o se aprenden (y aprehenden) de pequeño o ya difícilmente uno puede incorporarlas a su mochila de hábitos de adulto. Cosas tales como abrirle la puerta del portal a la gente que va cargada con pesadas bolsas de la compra, levantar el paraguas los días de lluvia al cruzarse con alguien para no darle con las varillas en los ojos u ofrecer un chicle a la persona que está contigo si justo sacas un paquete del bolsillo. Te salen o no te salen. Se traen de casa.
Recuerdo que a mi padre le sacaba de quicio que alguien llamara por teléfono a nuestra casa a la hora de comer. Le parecía el súmmum de la mala educación hacer levantar a alguien de la mesa justo en el momento en que va a mojar un bolillo con un huevo estrellado. A veces eran los novios de mi hermana y otras algún amigo mío. Hoy en día, sin embargo, las cosas han cambiado tanto que ya no solo nadie telefonea a un fijo a ninguna hora (Solo los operadores de teléfono comerciales o bancarios) sino que incluso, ni los novios se molestan en hablar por el móvil para quedar a tomar algo. Les basta con enviar un breve mensaje repleto de abreviaturas o- lo que es peor- una simple ristra de emojis (copa de cerveza+flamenca bailando+emoji guiñando un ojo).
Las últimas tecnologías y este universo 2.0 tan extraño - como aquel Mundo raro que cantaba la canción ranchera- nos desafía constantemente con una nueva serie de usos sociales y situaciones digitales para las que no existe un manual de etiqueta comúnmente aceptado y a las que nadie nos ha enseñado como enfrentarnos. A mí por ejemplo, me cuesta un montón saber cuándo y como se acaba una conversación por WhatsApp. Ya has dicho todo lo que tenías que decir y no se te ocurre nada más, pero arriba sigues viendo el "en línea". Y ninguno de los dos escribe nada. ¿Cómo se cuelga en WhatsApp sin parecer grosero? Creo que voy a utilizar el mismo recurso para despedirme de esta carta que ya se acaba y que tampoco sé como terminar.
-Bueno, te dejo, que estoy pasando por una montaña y se pierde la señal.
Bye...

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